miércoles, 23 de noviembre de 2011

Redes Sociales..?


Es algo claro, que a lo largo de los últimos años, internet ha influido en la manera de forjar nuestra identidad. Internet nos permite construir de manera muy fácil una identidad con la que exponernos en la red social ante los demás, mostrando u ocultando muy fácilmente qué y cómo somos.
Internet se ha convertido en la herramienta perfecta para explicar quiénes somos, gritándolo al mundo (o mejor, a aquello en lo que se ha convertido nuestro mundo: las redes sociales) de una manera poco sutil. Por este motivo, las redes sociales tienen tantos súbditos, porque ahora, los súbditos, son, por fin, quienes querían ser.
Si seleccionamos como ejemplo un sujeto cercano que frecuente las redes sociales y se pase horas (¡ve con cuidado! ¡puedes ser tú mismo!) mostrando su identidad, descubriremos de qué manera lo hace. Nos preguntaremos “¿Es fiel o infiel a su verdadera identidad?”, “¿Cómo se expone?, ¿Cómo se muestra?” O, en otras palabras, “¿Cómo quiere ser y que es?”, y es probable que nos encontremos con una serie de contradicciones. Esta libertad de elección da el poder a los ciudadanos de a pie de formar una identidad alejada de la que realmente tienen. De esta manera, en las redes sociales, damos una imagen fragmentada de nosotros mismos. A partir de una identidad ficticia, o sutilmente ficticia (si pretendemos ser totalmente fieles), abrimos nuestro círculo a nuevas ciber amistades (con sus identidades fragmentadas correspondientes) que creen conocernos a la perfección, pero ¿es eso cierto?  Podemos tener 400 amigos en Facebook y ninguno que nos acompañe al médico. Me refiero a algo que bien empieza contando Gergen Kenneth, en su texto El yo saturado, explicando de qué manera el yo se ha visto lleno de estímulos, con un gran círculo de amistades, gracias a las nuevas tecnologías, en contraposición con la situación vivida siglos atrás, cuando teníamos un círculo de amistades más reducido, pero puede que más verdadero.
Obviamente no es lo mismo, y no es real, mantener una relación con alguien a partir únicamente de las redes sociales ya que, hablando con una persona por internet, no conoces sus vibraciones, ni su olor, y te pierdes una gran parte de él mismo, pero parece haber sujetos que no lo tienen del todo claro este concepto, y gastan más tiempo de ocio en internet que en ir a dar un paseo por la calle (sí, ésa que puedes tocar, oler y sentir) o incluso ver físicamente a la gente con la que tanto parecen congeniar por internet.
Nos encontramos en la nueva era, en la que parece que para contactar o inicia una relación con una persona tengas que hacerlo a partir de una identidad ficticia en internet.